sábado, 20 de febrero de 2010

Expo: La obra invitada: La compañía del capitán Reijnier Reael


Frans Hals y Pieter Codde La compañía del capitán Reijnier Reael y el teniente Cornelis Michielsz Blaeuw. 1633-37 Óleo sobre lienzo, 209 x 429 cm. Ámsterdam, Rijksmuseum, préstamo de la Ciudad de Ámsterdam

Frans Hals (1581/85-1666) fue uno de los pintores holandeses más conocidos del siglo XVII, junto a Rembrandt y Vermeer. Aunque Hals desarrolló su carrera en Haarlem, el encargo para pintar este cuadro le llegó de Ámsterdam en 1633. Tras surgir una disputa entre los comitentes y el pintor por la tardanza de éste, la obra fue terminada en 1637 por Pieter Codde (1599-1678), un importante pintor de Ámsterdam.

La parte pintada por Hals es una muestra del momento más brillante de su carrera. Hals diseñó toda la composición, y pintó al menos las siete figuras de la parte izquierda de la escena. Las animosas expresiones de los rostros y la disposición de las manos y las cabezas de los personajes, que parecen participar de alguna acción o conversación, son recursos característicos del artista. También es un rasgo típico de Hals el protagonismo que adquieren algunas pinceladas, que utiliza fundamentalmente para describir los brillos causados por la luz. Esta forma de pintar, similar a la de Velázquez, haría de él un pintor predilecto de su compatriota Vincent Van Gogh (1853-1890), que expresó en una carta su admiración por la figura del abanderado en este cuadro.

La parte de esta escena pintada por Pieter Codde (a él se atribuyen las figuras de la parte derecha del cuadro, e importantes repintes en los atuendos de otros personajes) dista de su minuciosa técnica habitual, y demuestra que se esforzó por seguir el estilo de Hals. El cuadro pertenece al tipo de retrato de grupo conocido como “compañía de milicianos”, que es característico de la pintura holandesa de los siglos XVI y XVII. Existían en Holanda desde finales del siglo XVI cuerpos de voluntarios formados por las elites urbanas, que se reunían en caso de necesidad, y que encargaban retratos de grupo para instalar en sus lugares de reunión. En la época en que se pintó esta obra (y también el cuadro más famoso del género, la llamada Ronda de Noche de Rembrandt, de 1642) estas agrupaciones seguían participando ocasionalmente en conflictos bélicos, y recordaban el papel de las milicias en la lucha por la independencia frente a la Monarquía española.

Dentro del contexto del Museo del Prado, es interesante llamar la atención sobre un fenómeno paralelo que tenía lugar en España. Del mismo modo que el cuadro de Hals y Codde se puede considerar como una forma de propaganda visual que ensalza la disposición de los retratados a defender la República, en la corte de Madrid se realizaron en los mismos años cuadros que ensalzaban las victorias obtenidas por los ejércitos españoles. Una de estas obras es La rendición de Breda (Las lanzas) de Velázquez, pintado en 1634-35, que celebra la toma de la ciudad de Breda por parte de los ejércitos del rey de España. El cuadro de Frans Hals y Pieter Codde expresa la orgullosa respuesta de un bando; el cuadro de Velázquez, la del otro.

Hasta el 28 de febrero, +info

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