martes, 2 de junio de 2009

Relatos que nunca leería antes de dormir

23:05

Estoy últimando la presentación que tengo que realizar para mañana en mi trabajo. Mi jefe me ha llamado y me ha informado de unos cambios "extremadamente importantes" a las 21:00 horas. Cambios, ja. Lo he tenido que modificar todo porque a uno de los representantes del anunciante que se le había mandado con la suficiente antelación para que realizará los cambios oportunos, pero no, este señor ha estado de viaje y lo ha dejado todo para el último día. Pues se modifica y se empieza desde 0, qué problema va a haber.

Por si fuera poco mañana no tendré descanso para comer porque tengo la visita del Director General Adjunto de la compañía y mi Director Ejecutivo ha pensado que comer es un hecho secundario, así que picaré algo de la máquina y comeré a la salida del trabajo.

Justamente, a las 17:05 tengo que recoger a la gata de mi novio, sí esa bola peluda que maulla y va dejando su pelo por todo el apartamento y que cuando me siento a comer tiene que remover su arenita y dejar su porquería, permaneciendo en el ambiente ese olorcillo que me contamina. Sabiendo que no me gusta la dichosa gata, me toca ir a recogerla a mí. Claro porque el veterinario me pilla de camino, no podría haber elegido un veterinario más cerca de su trabajo, no. Pero José como vamos a cambiar a Estrellita de veterinario, ¡estás loco! Yo sólo dejo a mi bebé a Javi, que es de confianza. Será todo lo que el quiera pero mañana me va a soplar más de 50 euros en lavar, cortar, peinar, secar, cortar uñitas, etc, etc... Vaya que lo que no me gasto ni para mí, que me gasto 5 euros para cortarme el pelo en la barbería de un amigo mío, se lo funde la amada gata de mi novio.

A continuación, a las 17:40 y tras pelearme con la susodicha que no sabe estarse quietecita en el transportin tendré que ir a recoger a Luis, un amigo, para acompañarle a mirar al Ikea unas lamparitas y no sé que más. Aún no comprendo como me pudo engatusar mi novio para que acompañará a su amiguito para realizar tales menesteres. Mientras tanto, la susodicha gata se quedará en el piso del Luisito, por lo menos me libro de su compañía durante una 1 hora y 20 segundos.

A las 19:00 he quedado con Manu para ir al gym, pero para variar llegaré tarde de soltar a Luisito en su casa y a la pequeña Estrellita en el apartamento compartido por mi querido y un servidor. Por lo que Manu cuando llegue llevará la mitad de la tabla y me perderé la clase de spinin.

Finalmente, haré acto de presencia en el hogar sobre las 21:00. ¡Error! Porque mañana por la noche tenemos un compromiso ineludible: cenita en la casona de las amigas lesbis de mi novio. Una velada excitante por las dosis de sarcasmo e ironía reinantes en el ambiente y todo, porque no les caigo bien a sus amigas. Ayns...

Tendré discusión al volver a casa y cuando me quiera acostar será esta hora, otro día más en la vida, otro día menos de existencia. ¿A esto se le denomina la sociedad del bienestar?

PD: Quiero llegar a viejo, tener mi pensioncilla y poder viajar con el imserso; pero para ello y volviendo a la realidad, me faltan 28 años, 7 meses y 13 días...

David García

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Nene, te ha quedado muy bien el relato, plasma muchas cosas, que ya te comentare esta noche por telefono, sin duda alguna es un relato para no dormir, y por desgracia muchas personas nos sentimos identificadas con lo que has escrito

un beso de tu hermana china

Ayufelix

caotico_jq dijo...

Para no dormir y para no estar despierto, vamos, porque mira que ir pensando en la jubilación a estas horas de la película...

Un beso.