- ¿Le has dicho alguna vez a alguien Te esperaré?
Sí, pero fue mucho después de escribir esta novela, quizás pensando, como el protagonista, que esperar es una forma de seguir vivo cuando no se tiene nada por lo que luchar.
- ¿Te ha estado esperando algún chico a la salida de algún sitio en especial?
Se ha dado más veces el caso contrario: esperar yo a alguien en un sitio especial sin que esa persona lo sepa. Y recuerdo una en concreto en la que ambos lloramos al vernos. Cosas del amor.
¿Con qué personaje del relato guardas más aspectos en comun?
Todos tienen algo de mí, pero en este caso el protagonista es quien más se parece a mí. Sobre todo en esa necesidad imperiosa de contar su historia para expulsar sus demonios, esa forma de vomitar lo que uno lleva dentro para evitar que se enquiste y te devore. Era la misma necesidad que tenía yo cuando empecé a escribir esa novela.
- ¿Prefieres ser piel o carne?
Creo que una combinación de las dos, ternura y locura, sensualidad y pasión desatada. El problema de algunos personajes es que están empeñados en distinguir entre una y otra.
- ¿Es duro enfrentarse a las frustraciones?
Es duro, pero necesario. Nos hace madurar, crecer y ser más fuertes. Hay que estar preparado para todo en la vida, y las frustraciones te ayudan a entender que no siempre puedes tener lo que deseas.
- ¿Desde que escribiste la novela piensas que los jóvenes de hoy han cambiado o podrían reproducir perfectamente los pasajes de la misma?
Es evidente que muchas cosas han cambiado. Pero sigue habiendo hombres y mujeres atormentados porque no tienen las cosas fáciles en su existencia o porque el ambiente que les rodea no les acepta, sea por su condición, por su actitud... Aún hoy mucha gente que lee "Te esperaré" me dice que le ha llegado muy hondo porque, aunque no cuente exactamente su historia, todos se sienten identificados con alguien que sufre.
- ¿Has escrito muchas cartas?
Escribí muchas cartas. Escribí diarios, y correos electrónicos, y miles de sms. En general, he escrito mucha literatura epistolar en el sentido más amplio de la palabra. Para mí es más fácil expresar con palabras escritas lo que siento, así que he recurrido a ello cuando lo he necesitado. Como anécdota, te diré que la primera carta de la novela ("¿Sabes lo que pasa cuando uno escribe una carta que no sabe si debe escribir?") es real, algún día la escribí para alguien que la recibió.
- ¿Piensas que es sano regodearse de causar daño?
No, no es sano, y en la novela queda claro que esa época de la vida del protagonista, en la que se empeña en devolver a la sociedad el daño que la sociedad le hizo a él es la más triste de su vida. No sólo la más triste, sino sobre todo la más vacía. La venganza nos quita tiempo de hacer cosas útiles.
- ¿Te has reencontrado con algún Roberto en tu vida?
He reencontrado amigos de antaño, pero nada que ver con Roberto ni con la relación que les une después de tantos años.
- ¿Cuál es el mejor remedio para curar el corazón herido de Antonio?
A corto plazo, expresarlo. No hay mejor terapia que hablar. El problema es que quizás Antonio no tiene a quién contárselo, y por eso lo escribe. A largo plazo, quizás el mejor remedio es aceptarse a sí mismo y aceptar a la otra persona de una forma sincera y abierta.
- ¿Piensas que se mantiene el tabú sobre los seropositivos en la sociedad? ¿Por qué?
Sí. Hay tabúes sobre todo en la sociedad actual, tan liberal y tan permisiva. Somos racistas aunque digamos que no, somos machistas aunque nos empeñemos en negarlo, somos homófobos aunque nos hagan gracia los gays que salen en la tele. Y los seropositivos dan miedo, dan mal rollo. La sociedad actual es todo apariencia, pero por debajo surgen esos anacronismos.
- Continua la frase: Tengo sed de verte, y cada vez que te veo, "me sacio". El amor pasional del principio, esa necesidad imperiosa de absorber cada minuto de la vida de la persona amada, esa deliciosa obligación de ser testigo de cada respiración, de casa suspiro, de cada mirada. Es la magia del hechizo amoroso.
- ¿Has hechado en falta alguna pregunta? ¿Qué habrías contestado?
Quizás algo que siempre me preguntan, sobre todo la gente joven, y que he respondido en parte en otra cuestión: ¿Por qué crees que la gente se identificó tanto con la novela desde su aparición? Creo que la novela está escrita en un momento de mi vida muy desgarrador: lo que cuento en ella está narrado desde las entrañas; aunque no sea una historia real y tenga muy poco que ver con mi biografía, lo cierto es que muchos sentimientos están descritos desde una muy reciente experiencia. Y esa descripción, que intenté que fuera lo más precisa posible, llegó y sigue llegando a aquellos que han sentido algo similar. Mucho dicen que es mi novela más emocionante; yo siempre digo que es la novela en la que más corazón puse.
¿Con qué personaje del relato guardas más aspectos en comun?
Todos tienen algo de mí, pero en este caso el protagonista es quien más se parece a mí. Sobre todo en esa necesidad imperiosa de contar su historia para expulsar sus demonios, esa forma de vomitar lo que uno lleva dentro para evitar que se enquiste y te devore. Era la misma necesidad que tenía yo cuando empecé a escribir esa novela.
- ¿Prefieres ser piel o carne?
Creo que una combinación de las dos, ternura y locura, sensualidad y pasión desatada. El problema de algunos personajes es que están empeñados en distinguir entre una y otra.
- ¿Es duro enfrentarse a las frustraciones?
Es duro, pero necesario. Nos hace madurar, crecer y ser más fuertes. Hay que estar preparado para todo en la vida, y las frustraciones te ayudan a entender que no siempre puedes tener lo que deseas.
- ¿Desde que escribiste la novela piensas que los jóvenes de hoy han cambiado o podrían reproducir perfectamente los pasajes de la misma?
Es evidente que muchas cosas han cambiado. Pero sigue habiendo hombres y mujeres atormentados porque no tienen las cosas fáciles en su existencia o porque el ambiente que les rodea no les acepta, sea por su condición, por su actitud... Aún hoy mucha gente que lee "Te esperaré" me dice que le ha llegado muy hondo porque, aunque no cuente exactamente su historia, todos se sienten identificados con alguien que sufre.
- ¿Has escrito muchas cartas?
Escribí muchas cartas. Escribí diarios, y correos electrónicos, y miles de sms. En general, he escrito mucha literatura epistolar en el sentido más amplio de la palabra. Para mí es más fácil expresar con palabras escritas lo que siento, así que he recurrido a ello cuando lo he necesitado. Como anécdota, te diré que la primera carta de la novela ("¿Sabes lo que pasa cuando uno escribe una carta que no sabe si debe escribir?") es real, algún día la escribí para alguien que la recibió.
- ¿Piensas que es sano regodearse de causar daño?
No, no es sano, y en la novela queda claro que esa época de la vida del protagonista, en la que se empeña en devolver a la sociedad el daño que la sociedad le hizo a él es la más triste de su vida. No sólo la más triste, sino sobre todo la más vacía. La venganza nos quita tiempo de hacer cosas útiles.
- ¿Te has reencontrado con algún Roberto en tu vida?
He reencontrado amigos de antaño, pero nada que ver con Roberto ni con la relación que les une después de tantos años.
- ¿Cuál es el mejor remedio para curar el corazón herido de Antonio?
A corto plazo, expresarlo. No hay mejor terapia que hablar. El problema es que quizás Antonio no tiene a quién contárselo, y por eso lo escribe. A largo plazo, quizás el mejor remedio es aceptarse a sí mismo y aceptar a la otra persona de una forma sincera y abierta.
- ¿Piensas que se mantiene el tabú sobre los seropositivos en la sociedad? ¿Por qué?
Sí. Hay tabúes sobre todo en la sociedad actual, tan liberal y tan permisiva. Somos racistas aunque digamos que no, somos machistas aunque nos empeñemos en negarlo, somos homófobos aunque nos hagan gracia los gays que salen en la tele. Y los seropositivos dan miedo, dan mal rollo. La sociedad actual es todo apariencia, pero por debajo surgen esos anacronismos.
- Continua la frase: Tengo sed de verte, y cada vez que te veo, "me sacio". El amor pasional del principio, esa necesidad imperiosa de absorber cada minuto de la vida de la persona amada, esa deliciosa obligación de ser testigo de cada respiración, de casa suspiro, de cada mirada. Es la magia del hechizo amoroso.
- ¿Has hechado en falta alguna pregunta? ¿Qué habrías contestado?
Quizás algo que siempre me preguntan, sobre todo la gente joven, y que he respondido en parte en otra cuestión: ¿Por qué crees que la gente se identificó tanto con la novela desde su aparición? Creo que la novela está escrita en un momento de mi vida muy desgarrador: lo que cuento en ella está narrado desde las entrañas; aunque no sea una historia real y tenga muy poco que ver con mi biografía, lo cierto es que muchos sentimientos están descritos desde una muy reciente experiencia. Y esa descripción, que intenté que fuera lo más precisa posible, llegó y sigue llegando a aquellos que han sentido algo similar. Mucho dicen que es mi novela más emocionante; yo siempre digo que es la novela en la que más corazón puse.
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