Entrevista a Cristina Martínez sobre Medias naranjas:
- ¿Cómo te sientes al ocupar el puesto de finalista en el XI Premio Odisea?
Sorprendida. ¡No me lo esperaba para nada!
- ¿Qué te animó a presentarte a este concurso?
Fue mi padre el que presentó el manuscrito por mi. Yo lo tenía guardado en un cajón y fue él quien se movió.
- ¿Qué supone este reconocimiento en tu trayectoria como narradora?
Durante años he escrito relatos cortos hasta que un día continué 5 páginas que se convirtieron en 150. Nunca pensé que llegarían a ningún sitio, pero viendo que sí definitivamente esto me anima a continuar con más ganas.
- ¿Cuál es tu novela LGTB preferida?
La verdad es que me pillas fuera de juego. Creo que nunca he leído una novela "del género", ¡al menos no a propósito! Creo que la literatura es universal así que cuando compro un libro solo pienso en la historia que me va a descubrir, no en la orientación sexual del protagonista.
- ¿Qué tienen de especial las medias naranjas?
La idea de la media naranja es milenaria. Después de siglos pensando que hay alguien por ahí que "nos completa", ahora resulta que dice la psicología que esa idea es errónea y hasta ponzoñosa porque somos seres completos de por sí. En realidad me parece más sana esa visión del amor (al fin y al cabo no se puede hacer feliz a otro si no eres feliz tú), aunque, no nos engañemos, en el fondo todos queremos encontrar a esa persona maravillosa y platónica que nos rescate de nuestra propia existencia.
- ¿Qué es lo que encontrará el lector en tu relato?
Amistad y fuerza. Por encima de todo creo que los personajes de mi historia tienen un carácter muy marcado y luchan, a su manera, por salir adelante. En todo este embrollo la amistad es un salvavidas al que agarrarse. Los amigos de hoy en día son tan importantes o más que la familia.
- ¿Por qué resulta difícil alcanzar la felicidad sin renunciar a nosotros mismos?
Porque la felicidad es un estado de ánimo que va y viene y para mantenerla hay que trabajar día a día y eso a veces puede resultar contradictorio. Desde pequeños parece que nos han programado para ser felices casi de forma inmediata (vivimos en el primer mundo, no pasamos penurias económicas, disfrutamos del ocio, etc., entonces "¿de qué te quejas?") y cuando sientes que no encajas en ese esquema predeterminado de las cosas entonces es cuando se te viene el mundo encima y empiezas a tener problemas.
- ¿Con cuál de los personajes compartes alguna inquietud o anhelo en común?
Con todos. Cada personaje es un pedazo de mi, siento que los he parido así que, inevitablemente, nos parecemos.
- ¿Qué piensas sobre el destino?
No lo tengo muy claro. La idea de que todo pasa por un motivo me parece romántica y hasta mágica, pero pensar que lo que ha pasado es "porque tenía que pasar" no termina de convencerme. Tampoco le doy muchas vueltas, la verdad.
- ¿Cuáles son tus expectativas frente a la vida?
Tengo 24 años y, como mis personajes, busco mi lugar en este mundo. De momento la única expectativa que albergo es la de encontrarlo algún día.
- ¿Qué papel juega la sexualidad de una persona en nuestra sociedad?
Hoy en día vivimos en una sociedad liberal y tolerante con el entorno en general. Sin embargo creo que esa apertura brutal de las últimas décadas ha desvirtuado el significado de la sexualidad y lo ha reducido al sexo puro y duro, maquinal, repetitivo, sin ninguna gracia ni significado. Así lo venden en la tele y los medios de comunicación y en la calle es lo que se transmite, aunque cada vez más encuentro a gente que, a causa de esto, se siente perdida porque su manera de entender el sexo está intrínsicamente ligada a la sexualidad y la afectividad y, sobre todo esto último, parece que está pasado de moda. La sociedad del siglo XXI vive bombardeos diarios de publicidad y mensajes subliminales que, a mi entender, acaba confundiéndola.
- ¿Piensas qué la felicidad es el más sublime de los egoismos?
Por supuesto que sí. Se dice que ser egoísta es malo y lo es cuando uno no valora otra cosa que a sí mismo, pero no creo que ser egoísta sea malo. Hay que quererse, cuidarse y mirar por la propia felicidad porque, como he dicho antes, si no eres feliz tú, ¿cómo vas a hacer feliz a los demás?
- ¿Qué le recomendarías a aquella persona que tiene que comenzar de cero de nuevo?
Que se arme de paciencia porque no es fácil ni tampoco se consigue de la noche a la mañana. Hay que ser tenaz y recordarse todos los días, en especial cuando surja un revés que amenace con derrumbarte, que al andar se hace al camino. Nadie dijo que fuera fácil.
- ¿Cómo definirías a una madre soltera?
Una mujer valiente, "echá palante" y desde luego fuerte. No le queda otro remedio.
- ¿Qué significado tiene para tí encajarle?
Cuadrar, "encajar" para mi es una palabra muy visual, como si fuéramos piezas del Lego. Somos completos nosotros solos, pero si encontramos otra pieza con la que encajar e incluso más de una, podemos crear cosas muy bonitas, ¿no crees?
- Pregunta de Luis: ¿Hasta qué punto es modificable una persona?
No lo sé. Todos los días hay millones de personas que intentan enderezar su vida, cambiar. ¿Realmente lo consiguen, cambian, o solo contienen aquello que no les gusta o no gusta a los demás? Yo me inclino a pensar que es lo segundo, cambiamos por y para nuestro entorno, pero en el fondo seguimos siendo los mismos.
- ¿Por qué tarda tanto tiempo Luis en asumir su orientación?
Porque cree que eso lo aislará, lo dejará solo y en realidad lo que ocurría era que él mismo se estaba aislando. No es fácil asumir que eres diferente del grupo.
- ¿Piensas qué debemos reconciliarnos con nuestro pasado?
Definitivamente. Si no te reconcilias contigo mismo y con lo que has hecho estás perdido, porque cada pensamiento o recuerdo que destierres se irá acumulando uno tras otro, como sedimentos, y un día, de repente, te darás cuenta de que se ha convertido en un muro que te paraliza. Romper con eso y empezar de cero es difícil, así que mejor no dar lugar...
- Completa la frase: El arrepentimiento se instalaba en el alma,... pero la cabeza, siempre fría, le recordó que no había vuelta atrás. Estaba hecho y, en el fondo, sabía que era lo mejor.
- ¿Has echado en falta alguna pregunta? ¿Qué habrías respondido?
Creo que me habría preguntado si considero mi novela del género LGTB porque mis amigos no paran de decirme que no entienden nada, jaja. Hubiera aprovechado para responder que "no" porque la sexualidad de mis personajes la protagonista de la historia, solo una circunstancia más que marca sus vidas, como otra cualquiera. No me gusta clasificar libros en para "gays" o para "heteros" porque pienso que cuando una historia es buena lo es al margen de con quién se acuestan o por quién suspiran los personajes. Concibo a las personas como un todo plagado de matices, sin etiquetas de homosexual o heterosexual, guapo o feo, bueno o malo, etc. Esa idea me resulta demasiado maniquea... Es un poco mi manera de ver la vida.
- ¿Cómo te sientes al ocupar el puesto de finalista en el XI Premio Odisea?
Sorprendida. ¡No me lo esperaba para nada!
- ¿Qué te animó a presentarte a este concurso?
Fue mi padre el que presentó el manuscrito por mi. Yo lo tenía guardado en un cajón y fue él quien se movió.
- ¿Qué supone este reconocimiento en tu trayectoria como narradora?
Durante años he escrito relatos cortos hasta que un día continué 5 páginas que se convirtieron en 150. Nunca pensé que llegarían a ningún sitio, pero viendo que sí definitivamente esto me anima a continuar con más ganas.
- ¿Cuál es tu novela LGTB preferida?
La verdad es que me pillas fuera de juego. Creo que nunca he leído una novela "del género", ¡al menos no a propósito! Creo que la literatura es universal así que cuando compro un libro solo pienso en la historia que me va a descubrir, no en la orientación sexual del protagonista.
- ¿Qué tienen de especial las medias naranjas?
La idea de la media naranja es milenaria. Después de siglos pensando que hay alguien por ahí que "nos completa", ahora resulta que dice la psicología que esa idea es errónea y hasta ponzoñosa porque somos seres completos de por sí. En realidad me parece más sana esa visión del amor (al fin y al cabo no se puede hacer feliz a otro si no eres feliz tú), aunque, no nos engañemos, en el fondo todos queremos encontrar a esa persona maravillosa y platónica que nos rescate de nuestra propia existencia.
- ¿Qué es lo que encontrará el lector en tu relato?
Amistad y fuerza. Por encima de todo creo que los personajes de mi historia tienen un carácter muy marcado y luchan, a su manera, por salir adelante. En todo este embrollo la amistad es un salvavidas al que agarrarse. Los amigos de hoy en día son tan importantes o más que la familia.
- ¿Por qué resulta difícil alcanzar la felicidad sin renunciar a nosotros mismos?
Porque la felicidad es un estado de ánimo que va y viene y para mantenerla hay que trabajar día a día y eso a veces puede resultar contradictorio. Desde pequeños parece que nos han programado para ser felices casi de forma inmediata (vivimos en el primer mundo, no pasamos penurias económicas, disfrutamos del ocio, etc., entonces "¿de qué te quejas?") y cuando sientes que no encajas en ese esquema predeterminado de las cosas entonces es cuando se te viene el mundo encima y empiezas a tener problemas.
- ¿Con cuál de los personajes compartes alguna inquietud o anhelo en común?
Con todos. Cada personaje es un pedazo de mi, siento que los he parido así que, inevitablemente, nos parecemos.
- ¿Qué piensas sobre el destino?
No lo tengo muy claro. La idea de que todo pasa por un motivo me parece romántica y hasta mágica, pero pensar que lo que ha pasado es "porque tenía que pasar" no termina de convencerme. Tampoco le doy muchas vueltas, la verdad.
- ¿Cuáles son tus expectativas frente a la vida?
Tengo 24 años y, como mis personajes, busco mi lugar en este mundo. De momento la única expectativa que albergo es la de encontrarlo algún día.
- ¿Qué papel juega la sexualidad de una persona en nuestra sociedad?
Hoy en día vivimos en una sociedad liberal y tolerante con el entorno en general. Sin embargo creo que esa apertura brutal de las últimas décadas ha desvirtuado el significado de la sexualidad y lo ha reducido al sexo puro y duro, maquinal, repetitivo, sin ninguna gracia ni significado. Así lo venden en la tele y los medios de comunicación y en la calle es lo que se transmite, aunque cada vez más encuentro a gente que, a causa de esto, se siente perdida porque su manera de entender el sexo está intrínsicamente ligada a la sexualidad y la afectividad y, sobre todo esto último, parece que está pasado de moda. La sociedad del siglo XXI vive bombardeos diarios de publicidad y mensajes subliminales que, a mi entender, acaba confundiéndola.
- ¿Piensas qué la felicidad es el más sublime de los egoismos?
Por supuesto que sí. Se dice que ser egoísta es malo y lo es cuando uno no valora otra cosa que a sí mismo, pero no creo que ser egoísta sea malo. Hay que quererse, cuidarse y mirar por la propia felicidad porque, como he dicho antes, si no eres feliz tú, ¿cómo vas a hacer feliz a los demás?
- ¿Qué le recomendarías a aquella persona que tiene que comenzar de cero de nuevo?
Que se arme de paciencia porque no es fácil ni tampoco se consigue de la noche a la mañana. Hay que ser tenaz y recordarse todos los días, en especial cuando surja un revés que amenace con derrumbarte, que al andar se hace al camino. Nadie dijo que fuera fácil.
- ¿Cómo definirías a una madre soltera?
Una mujer valiente, "echá palante" y desde luego fuerte. No le queda otro remedio.
- ¿Qué significado tiene para tí encajarle?
Cuadrar, "encajar" para mi es una palabra muy visual, como si fuéramos piezas del Lego. Somos completos nosotros solos, pero si encontramos otra pieza con la que encajar e incluso más de una, podemos crear cosas muy bonitas, ¿no crees?
- Pregunta de Luis: ¿Hasta qué punto es modificable una persona?
No lo sé. Todos los días hay millones de personas que intentan enderezar su vida, cambiar. ¿Realmente lo consiguen, cambian, o solo contienen aquello que no les gusta o no gusta a los demás? Yo me inclino a pensar que es lo segundo, cambiamos por y para nuestro entorno, pero en el fondo seguimos siendo los mismos.
- ¿Por qué tarda tanto tiempo Luis en asumir su orientación?
Porque cree que eso lo aislará, lo dejará solo y en realidad lo que ocurría era que él mismo se estaba aislando. No es fácil asumir que eres diferente del grupo.
- ¿Piensas qué debemos reconciliarnos con nuestro pasado?
Definitivamente. Si no te reconcilias contigo mismo y con lo que has hecho estás perdido, porque cada pensamiento o recuerdo que destierres se irá acumulando uno tras otro, como sedimentos, y un día, de repente, te darás cuenta de que se ha convertido en un muro que te paraliza. Romper con eso y empezar de cero es difícil, así que mejor no dar lugar...
- Completa la frase: El arrepentimiento se instalaba en el alma,... pero la cabeza, siempre fría, le recordó que no había vuelta atrás. Estaba hecho y, en el fondo, sabía que era lo mejor.
- ¿Has echado en falta alguna pregunta? ¿Qué habrías respondido?
Creo que me habría preguntado si considero mi novela del género LGTB porque mis amigos no paran de decirme que no entienden nada, jaja. Hubiera aprovechado para responder que "no" porque la sexualidad de mis personajes la protagonista de la historia, solo una circunstancia más que marca sus vidas, como otra cualquiera. No me gusta clasificar libros en para "gays" o para "heteros" porque pienso que cuando una historia es buena lo es al margen de con quién se acuestan o por quién suspiran los personajes. Concibo a las personas como un todo plagado de matices, sin etiquetas de homosexual o heterosexual, guapo o feo, bueno o malo, etc. Esa idea me resulta demasiado maniquea... Es un poco mi manera de ver la vida.
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