Entrevista sobre su novela: Billete de ira y vuelta
¿Qué te llevo a tratar en tu novela el acoso escolar?
Es un tema poco tratado en la literatura y al que no se le ha dado la importancia necesaria. El acoso escolar es un problema que ha existido siempre pero parece ser que es ahora cuando lo hemos identificado y se está empezando a estudiar. La razón por la que escribí "Billete de ira y vuelta" fue porque, cuando empecé a documentarme, me di cuenta de que la mayoría de los artículos que leía reflejaban el punto de vista de los niños. Nadie se hacía eco de las secuelas del bulliyng en la edad adulta. Me apeteció dar ese paso.
¿Hasta qué punto la novela es autobiográfica?
Pues tiene bastante. Yo sufrí acoso escolar de joven y me basé en mis propias experiencias para relatar la crueldad con la que los niños pueden actuar. El resto es ficción.
¿Estamos sujetos a la ida y vuelta en nuestra vida?
No lo sé. Si piensas en ello, supongo que siempre vuelves a empezar a lo largo de tu vida en cualquiera de los aspectos de la existencia humana (relaciones, trabajo, familia, etc.) pero el punto de partida no es el mismo.
¿Es necesario conciliar el pasado como Javier?
Es necesario aceptar lo que pasó y no dejar que te afecte en el presente que es, al fin y al cabo, el momento que estás viviendo. No se puede vivir en el pasado ni lamentarte por lo sucedido porque no vas a conseguir cambiarlo y te impide disfrutar lo que llega día a día.
¿Qué importancia tiene la familia en el desarrollo de la persona?
Tenemos un concepto enfermizo de familia, posiblemente alentado por la sociedad para convertir un país en una nación más rica y poderosa. Como las aves, la familia es la que te tiene que enseñar a volar, no la que vuele por ti hasta que tú tengas que volar por tus hijos.
¿La venganza se sirve siempre fría?
La buena sí, jeje. No soy partidario de la venganza pero como recurso literario (o cinematográfico) me parece muy potente. Analizar las causas que pueden llevar a una o varias personas a vengarse y sentir que uno mismo hubiera hecho lo propio es muy poderoso. Te lleva a plantearte cosas desagradables, porque uno piensa que no es capaz de hacer el mal, pero lo cierto es que todos tenemos un lado oscuro que es mejor conocer y con el que es necesario lidiar para que no nos coja por sorpresa y se termine haciendo una locura.
¿Las personas pueden cambiar como Manuel?
Por supuesto. Todo ser humano en cualquier momento de su vida puede cambiar aquello que no le gusta o que considera que le perjudica. Es un trabajo duro pero muy gratificante, que te lleva a convertirte en mejor persona, lo que se traduce en una vida más sana y feliz.
¿Hasta qué punto la novela es autobiográfica?
Pues tiene bastante. Yo sufrí acoso escolar de joven y me basé en mis propias experiencias para relatar la crueldad con la que los niños pueden actuar. El resto es ficción.
¿Estamos sujetos a la ida y vuelta en nuestra vida?
No lo sé. Si piensas en ello, supongo que siempre vuelves a empezar a lo largo de tu vida en cualquiera de los aspectos de la existencia humana (relaciones, trabajo, familia, etc.) pero el punto de partida no es el mismo.
¿Es necesario conciliar el pasado como Javier?
Es necesario aceptar lo que pasó y no dejar que te afecte en el presente que es, al fin y al cabo, el momento que estás viviendo. No se puede vivir en el pasado ni lamentarte por lo sucedido porque no vas a conseguir cambiarlo y te impide disfrutar lo que llega día a día.
¿Qué importancia tiene la familia en el desarrollo de la persona?
Tenemos un concepto enfermizo de familia, posiblemente alentado por la sociedad para convertir un país en una nación más rica y poderosa. Como las aves, la familia es la que te tiene que enseñar a volar, no la que vuele por ti hasta que tú tengas que volar por tus hijos.
¿La venganza se sirve siempre fría?
La buena sí, jeje. No soy partidario de la venganza pero como recurso literario (o cinematográfico) me parece muy potente. Analizar las causas que pueden llevar a una o varias personas a vengarse y sentir que uno mismo hubiera hecho lo propio es muy poderoso. Te lleva a plantearte cosas desagradables, porque uno piensa que no es capaz de hacer el mal, pero lo cierto es que todos tenemos un lado oscuro que es mejor conocer y con el que es necesario lidiar para que no nos coja por sorpresa y se termine haciendo una locura.
¿Las personas pueden cambiar como Manuel?
Por supuesto. Todo ser humano en cualquier momento de su vida puede cambiar aquello que no le gusta o que considera que le perjudica. Es un trabajo duro pero muy gratificante, que te lleva a convertirte en mejor persona, lo que se traduce en una vida más sana y feliz.
¿Cómo se materializa la homofobia? ¿Hasta tal punto como en el relato?
Y peor. Para muestra, un botón. Un jurado popular ha absuelto a un hombre que confesó que había matado a dos homosexuales tras asestarles 57 puñaladas. Si eso no es homofobia, no se me ocurre cómo llamarlo.
¿Qué piensas de la Ley del Talión: ojo por ojo, diente por diente?
No me parece correcta. La vileza humana es grande y somos capaces de cometer actos atroces. Pero siempre me pongo en el caso de una persona acusada injustamente o por error. Aplicar la Ley del Talión sería entonces algo más cruel si cabe. Ya es bastante penoso comprobar que hay algunas personas que se pasan media vida en la cárcel por un crimen que no han cometido. Tampoco estoy a favor de la pena de muerte.
¿Te han roto el corazón alguna vez?
¿Y a quién no? Je, je. Pero el corazón no sólo te lo puede romper una pareja. También puede hacerlo la familia o un amigo.
¿Qué mensaje quieres dejar en el lector con la lectura de tu novela?
Que se puede hacer mucho daño mirando para otro lado. Que todos somos personas y tenemos derecho a la vida y a un trato digno. Que el respeto es una cualidad que debemos fomentar en nuestra sociedad. Que la educación es una de las bases fundamentales del desarrollo humano y que hay que hacerlo con rigor, respetando la heterogeneidad del grupo, es más, alentando a que cada uno se diferencie del resto porque eso nos enriquece.
¿Qué podemos hacer para que la sociedad sea más tolerante?
Para empezar, tolerarnos a nosotros mismos. Dejar de castigarnos innecesariamente. Intentar ser felices, porque la infelicidad individual es la madre de todas las agresiones y desprecios. Y tener siempre en cuenta que cualquier persona puede enseñarte algo, lo que sea.
¿Los finales románticos no son tu predilección?
Es que yo no considero que escriba novela romántica. Pienso que el tema del amor y de las relaciones es fundamental en cualquier ficción, pero no es la trama principal de ninguna de mis novelas. Además, por el tono con el que se desarrollan las historias, un final romántico no viene a cuento.
Y con respecto a tu novela anterior, ¿has cruzado alguna vez el límite?
Estamos constantemente cruzando el límite en nuestras vidas. Cuando somos infelices, sea por lo que sea, cruzamos el límite de nuestro propio aguante. Y eso no conlleva nada bueno. Hay que luchar por no pasar por encima de nosotros mismos. Respecto a los demás aspectos de la vida, no hay más límite que el que uno se marque.
Completa la frase: El rencor quema... y el amor sana
¿Qué piensas de la Ley del Talión: ojo por ojo, diente por diente?
No me parece correcta. La vileza humana es grande y somos capaces de cometer actos atroces. Pero siempre me pongo en el caso de una persona acusada injustamente o por error. Aplicar la Ley del Talión sería entonces algo más cruel si cabe. Ya es bastante penoso comprobar que hay algunas personas que se pasan media vida en la cárcel por un crimen que no han cometido. Tampoco estoy a favor de la pena de muerte.
¿Te han roto el corazón alguna vez?
¿Y a quién no? Je, je. Pero el corazón no sólo te lo puede romper una pareja. También puede hacerlo la familia o un amigo.
¿Qué mensaje quieres dejar en el lector con la lectura de tu novela?
Que se puede hacer mucho daño mirando para otro lado. Que todos somos personas y tenemos derecho a la vida y a un trato digno. Que el respeto es una cualidad que debemos fomentar en nuestra sociedad. Que la educación es una de las bases fundamentales del desarrollo humano y que hay que hacerlo con rigor, respetando la heterogeneidad del grupo, es más, alentando a que cada uno se diferencie del resto porque eso nos enriquece.
¿Qué podemos hacer para que la sociedad sea más tolerante?
Para empezar, tolerarnos a nosotros mismos. Dejar de castigarnos innecesariamente. Intentar ser felices, porque la infelicidad individual es la madre de todas las agresiones y desprecios. Y tener siempre en cuenta que cualquier persona puede enseñarte algo, lo que sea.
¿Los finales románticos no son tu predilección?
Es que yo no considero que escriba novela romántica. Pienso que el tema del amor y de las relaciones es fundamental en cualquier ficción, pero no es la trama principal de ninguna de mis novelas. Además, por el tono con el que se desarrollan las historias, un final romántico no viene a cuento.
Y con respecto a tu novela anterior, ¿has cruzado alguna vez el límite?
Estamos constantemente cruzando el límite en nuestras vidas. Cuando somos infelices, sea por lo que sea, cruzamos el límite de nuestro propio aguante. Y eso no conlleva nada bueno. Hay que luchar por no pasar por encima de nosotros mismos. Respecto a los demás aspectos de la vida, no hay más límite que el que uno se marque.
Completa la frase: El rencor quema... y el amor sana
¿Has echado en falta alguna pregunta? ¿Qué hubieras respondido?
No. La verdad es que ha sido una entrevista muy completa. Gracias por querer hablar conmigo para tu página.
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